lunes, 29 de febrero de 2016

14º Entrada: Sin nombre (Novela) Capitulo 4

Llegamos al cuarto capitulo ya, de mi trabajo de ciencia ficción distopica. La verdad es que me estoy quedando un tanto sorprendido, de que se vea más "Los hombres de las rosas rojas" que este proyecto (que tiene más miga, más mensaje... pero bueno). Como siempre, aquí tenéis el anterior capitulo para que podáis recapitular donde lo dejamos.
http://productosdelanecedad.blogspot.com.es/2016/02/11-entrada-sin-nombre-novela-capitulo-3.html
 Un saludo y muchas gracias por vuestro tiempo.
4
Clare despidió al desconocido de su apartamento individual. No sabía ni de donde había aparecido, pero le había venido genial para sacarse la pasta que necesitaba. Encendió la pantalla de su ordenador, y observó una ingente cantidad de mensajes de internautas que habían visto como se lo había tirado. Muchos de esos usuarios comentaban que se habían hecho “Una tremenda paja” y otros que se habían puesto muy cachondos y que iban a esperar a que viniera su mujer para hacerle todas esas cosas que habían visto en el video. La sesión le otorgó un millón de euros quitando la comisión de alojamiento web y representante etc.  Cerró la sesión de cámara y se fue a pegar una ducha.
Mientras se duchaba, recordó como lo bien que se lo pasaba en el edificio de Pornhome antes de que cerrará la empresa.  En esa época, se tiraba a todos los actores que había. Le encantaba eso. Sin embargo, ahora estaba intentando subsistir haciendo sesiones de cámara, que siempre habían sido viables en el negocio pero no te daban mucha fama. Sabía que el tío con el que se acababa de acostar era virgen, pero le daba igual. Hacía años que un hombre no le veía con esos ojos de tenerla más dura que un bloque de diamante.  La pierna le temblaba todavía y sentía mareos:
-Joder…- murmuró cuando salió a la ducha. Abrió uno de los cajones del lavabo y cogió una pastilla anticonceptiva. Tuvo suerte de que se pudiera llevar de la empresa un buen paquete de píldoras.  Se dispuso a comer mientras pensaba en cómo había pasado todas esas cosas y de la suerte que había tenido. Había ganado pasta y se la había tirado a un hombre. Eso no pasaba desde hacía ya varios años. Quería repetirlo. Si todo salía bien, y hacía una buena publicidad podría ser otra vez contratada en otra empresa y vivir en ese bacanal que era los edificios del porno. Además no era un negocio que perdiera nunca dinero, siempre había una buena renta.
Ella empezó a hacer sesiones lésbicas porque odiaba a los hombres. Cuando era pequeña, Clare sufrió un abuso infantil por parte de su padre que acabó en la prisión del Distrito Norte sección A-410. Pero, como decía ella, esto era así hasta que probó una polla. Después de aquel hecho, a la edad de los dieciocho años, el Gobierno paró de costearla su mantenimiento y ella tiró por sus contactos de redes sociales. Cuando cobró su primer sueldo se tatuó: “El infierno está vacío, los demonios están aquí”. Era de Shakespeare,  aunque ella lo desconocía. Fue la única vez que tuvo que coger un transporte. Aun recordaba lo sellado que estaba todo en el interior de esas cabinas grises y llenas de oxigeno de bombonas de oxígeno por las paredes. Tampoco tenía una mujer a la que seguir, ya que su madre murió en el parto.
A la tarde habló con su representante y le comentó que estaba en una situación muy peligrosa; en cualquier momento ese tío le podía denunciar por filtrar sus imágenes a la red y caerle, mínimo, dos años de condena. Clare, se sobresaltó asustada mientras el corazón le iba a una velocidad vertiginosa. La había liado parda. No sabía qué hacer.  Su representante, era frío con ella, porque tampoco era su plato fuerte; tenía, según él, a decenas de jóvenes más cachondas que ella y perderla en la cárcel no le suponía mucho. Así que tampoco hizo muchos esfuerzos para ayudar a Clare.
Decidió entonces, intentar saber quién era, con el fin de hablar con él antes de que las cosas se extendieran. Pero el caso era, que ni si quiera ella sabía de donde había salido ese tío. Todo había sido tan largo que ni si quiera sabía su nombre, solo que la había empotrado como un salvaje. Sin embargo, lo único que le ayudaba era que el hombre no llevase ningún indicio de traje especializado para salir a la calle y eso le hizo suponer que el hombre vivía en el mismo bloque individual.
A pesar de eso, tenía  un problema; no podía ir de puerta en puerta llamando. Los vecinos podrían ponerle una denuncia por escándalo público.   Y si además, las personas mayores del centro se darían cuenta de lo que había hecho, todo acabaría filtrándose por las redes sociales y su máscara- otorgada por  su nombre artístico de actriz porno- se rompería y toda su vida social (si es que, en esa vida, había un ápice de eso) se iría al garete.
Entonces, tras varios momentos de divagar asustada, dando vueltas alrededor de su pequeño apartamento, se le ocurrió; convocar en el foro una reunión urgente en la sala de juntas. Ella nunca había convocado una ni siquiera se había molestado en ir en una, pero era lo mejor que se le ocurría.
Hizo un post en el foro privado de la red del edificio y pidió que se bajara para hablar sobre un problema sobre las entradas de conexiones superiores (alegando que los sistemas ARVs estaban fallando cuando se le mandaba una dirección IP-cosa que era totalmente real-). La fecha más cercana que podía poner era dentro de tres días, así que eso es lo que hizo.

Mientras tanto, estuvo mordiéndose las uñas y mirando cosas en Internet, para poder pasar del tema. Hasta que se resolviera ese problema no iba a  tocarse el clítoris ni una sola vez para hombres que nunca se la iban a follar.

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